Don Enojo el gorgojo
Hace mucho tiempo en el bosque Lontano, en el roble seco vivía Don Enojo el gorgojo.
Como todas las estaciones que
vienen y se van, llegó el invierno con sus largas barbas blancas, con su
aliento frío, cubriendo el bosque de un manto blanco y tocando las puertas
anunciando:
-
¡Ya viene la Navidad!
Cada vez que el invierno tocaba
la puerta de Don Enojo el gorgojo, respondía con enfado:
-
¡No me gusta la Navidad! ¡Deja ya de molestar!
Los demás insectos del bosque, que eran sus vecinos, le hablaban de la Navidad, pues en estas fechas se respiraban aires de paz y bondad.
Don Enojo el gorgojo, no podía ocultar su enfado:
-
¡No me gusta la Navidad! ¡Dejen ya de molestar!
La Noche, que todos los 24 de diciembre, se convierte en la Noche Buena, pues se viste de gala, estrellada y alegre, encontró a una pequeña larvita, que había sido abandonada en el bosque. Recogió en sus brazos aquel frágil ser, y se le ocurrió una idea genial, llevar a la larvita hasta la casa de Don Enojo el gorgojo, porque se dijo para sí:
¡No existe ser alguno que pueda
albergar tanta maldad!
Puso en marcha su plan y dejó a
la larvita en la puerta de la casa del viejo gorgojo, y los llantos empezaron.
Como en otras oportunidades, Don Enojo el gorgojo salió con enfado a callar tal escándalo. Al ver a la hermosa larvita, dijo muy enojado:
¡Deja de llorar larvita gritona!
Y cerró la puerta, sin hacer caso a tan hermosa criatura. Pero poco después su corazón y su alma se compadecieron de aquella pequeña larvita. Y disimulando su enojo dijo:
¡Te dejaré entrar porque frío tendrás!
A lo lejos en una iglesia un coro
de niños cantaba ese villancico navideño que a todos hace llorar, ese
villancico titulado “Noche de paz”.
La melodía de tal canción lleno de lágrimas los ojos de ese ser tan duro, que desde aquel día conoció la alegría y la felicidad.
La Noche buena y el invierno fueron testigos de aquel
milagro Navideño.
Pues, amigos lectores, para que
sepan, los demás insectos del bosque Lontano, desde aquel día conocieron a un
nuevo gorgojo. Aunque aún lo llamaban Don Enojo, ya no era el mismo, y con el pasar del tiempo, de esta bella historia nació este poema que narra lo acontecido en
aquel lejano lugar:
Don Enojo el gorgojo
odiaba la
navidad
porque en
estas fechas
se
respiraba aires
de paz y bondad.
Hasta que
una Noche Buena
a la puerta
de su casa
le fueron a
dejar
una hermosa
larvita
que no tenía hogar.
Su corazón
duro
le hizo
cerrar la puerta
pero el
llanto de la pequeña
le hizo
darse cuenta
de lo que estaba haciendo,
y que estaba muy mal.
Y desde ese
día
Don Enojo
el gorgojo
Conoció la
alegría
por la
pequeña larvita que
le brindó su amor y
compañía.
Aprendió lo
que es el amor,
la caridad
y la compasión.
Y cada
navidad
era una
fecha para recordar
Cuan valioso es amar.
Jose Ricardo Camacho Hurtado
I.E.P. San Antonio de Padua
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