Alguna vez habrás escuchado esta frase del cual podemos distinguir
cuatro tipos de personas:
En primer lugar están las
personas que “quieren y pueden”. Es este grupo de personas podemos distinguir a
aquellos que han tenido la fortuna de nacer en un hogar acomodado, que cuentan
con todos los lujos y recursos que todos soñamos, pero no obstante, se esfuerzan
por seguir adelante, ya sea por mejora económica, por metas personales o por filantropía.
De estas personas podemos decir que siempre tendrán éxito y que nunca serán derrotados
por que siguen adelante.
Un segundo grupo es el de las
personas que “pueden y no quieren”. Son aquellas personas que habiendo nacido
en un lugar acomodado, se conforman y viven del éxito familiar para darse la
vida que según ellos se merecen. Obviamente no saben hacer otra cosa que
divertirse y gozar de la vida. Esta clase de personas por lo general no se
esfuerzan en nada, por lo que no conocen el valor del trabajo y están condenados
a perderlo todo, si es que la persona que los sostiene, los priva de sus
privilegios, o se queda en quiebra.
Debajo de esta lista se encuentra
el grupo de personas que “no pueden y quieren”. Son aquellas personas que no
han nacido en un lugar acomodado, son de clase media, media baja, clase pobre o
de pobreza extrema. Este grupo de personas no están conformes con su destino, y
se esfuerzan por cambiarlo, se preparan estudian, trabajan, se capacitan y
hasta ahorran esperando algún día alcanzar el éxito soñado. Tienen una cualidad
son inteligentes y son listos a la vez, y es probable que con el conocimiento
debido aprovecharan al máximo alguna remota posibilidad para salir adelante.
Y en último lugar se encuentran los
que “no pueden y no quieren”. En este grupo podemos ubicar a lo más bajo de la
humanidad, lo que considero el ancla del desarrollo. En este grupo se
encuentran las personas, que han nacido pobres, y que a pesar de eso no hacen
nada por salir adelante, porque, aparte de su ignorancia, les invade una enorme
pereza. Siempre están pobres, desaseados, y están llenos de hijos, este tipo de
personas está convencidos de que los demás deben ayudarlos, porque simplemente "deben", no tienen otra explicación. Dicen clichés como estos: “el gobierno debería
ayudarnos”, “el alcalde debería ayudarnos”, “aquel empresario debería ayudarnos”,
y casi todo el tiempo los ingresos del estado se emplean en este sector de la
sociedad. Tienen el privilegio del voto, a pesar de que no están capacitados
para elegir al candidato político más idóneo, haciendo que la corrupción nunca
acabe, porque se dejan engañar fácilmente en las campañas electorales. No
ahorran, están llenos de vicios, tampoco tienen ganas de trabajar, sacan crédito en
las tiendas, o como decimos por aquí, piden “fiao”. Lo peor de todo es que no
pagan y cuando les vas a cobrar, se enojan, hasta te insultan. Pero, eso sí, ni
bien tienen dinero lo despilfarran a mas no poder, compran alcohol para
embriagarse a mas no poder compran comida para llevar porque les da pereza cocinar o se
compran cualquier otra cosa que no sea alimentos. Sus hijos seguirán la trágica
novela de estas personas.
Ahora que ya sabes amigo, ¿con cuál
de estos grupos te identificas?, ¿Estás de acuerdo conmigo que una buena educación
ayudaría al mundo entero? Pues te dejo esta reflexión sin afán de crear
discordias, es un análisis real de lo que somos como sociedad. Para que
entendamos, y en un futuro próximo rememos todos juntos por el desarrollo y bien
colectivo.
(Fragmento de “El octavo
pecado capital”, de José E. Camacho C.)
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